DIRECTORIO CATEQUESIS INFANTIL
Siguiendo las directrices diocesanas y
aplicando el Catecismo de la Iglesia, la catequesis infantil de nuestra Parroquia implantará el siguiente proceso catequético para la recepción
de los Sacramentos de la Penitencia, Confirmación y Eucaristía.
Los padres solicitarán en el mes de septiembre la matricula de sus hijos para el inicio de la
catequesis a través del impreso de solicitud que se les facilitará en la Parroquia, en principio los niños/as que sus padres lo soliciten
deberán pertenecer a la comunidad parroquial, o bien a alguna de las instituciones de la Parroquia. Otros casos deberán ser estudiados. La
razón de esta norma viene dada por la imposibilidad de atender a un gran número de catequizandos, nuestra Parroquia carece de espacios
adecuados para impartir la catequesis.
El Proceso catequético tendrá una duración aproximada de tres años, para la recepción de los
Sacramentos y, un periodo más prolongado para la edad de pre-adolescentes y adolescente. No todos los catequizandos, necesariamente tendrán
que cubrir estos años, la edad, la formación y la vivencia de fe y su experiencia religiosa determinarán la participación en los distintos
ciclos o etapas previstos en el plan catequético. El Párroco, el catequista y la familia evaluarán la necesidad de prolongar o acortar el
tiempo de permanencia en cada uno de los niveles y la misma recepción de los Sacramentos.
NIVELES CATEQUÉTICOS
1. ORIENTACIONES GENERALES
a) Contenidos.- Atenderemos al nivel en el que se encuentra
cada niño de forma que los grupos se confeccionen según los niveles de formación y no según los años o cursos que lleven en la catequesis.
Tendremos en cuenta los conocimientos adquiridos hasta el
momento en cada niño y, por consiguiente, en el grupo concreto en el que se encuentra. A cada grupo, que debe de corresponder a un nivel, se le
asignará un bloque temático propio y para este curso, los temas que aún no conocen y repaso de aquellos temas más fundamentales. Cada grupo
debe tener su propio listado de temas. Los temas asignados a cada nivel, más que por completar un temario deben ser buscado por la necesidad
del grupo, de manera que los temas de cada nivel pueden variar de un grupo a otro o, en ocasiones ser idénticos en varios grupos,
consecuentemente se tendrán que ver desde una u otra profundidad según sean para el grupo: nuevos, repaso o introductorios.
Dentro de los contenidos será necesario ir aplicando el aprendizaje de las típicas preguntas de catecismo que han de memorizar, y añadir a estos conocimientos otros relacionados con la liturgia, el templo, las formas y gestos, etc.,
Será importante que a la hora de realizar el temario para cada nivel se tenga en cuenta el momento litúrgico, las celebraciones de la Parroquia, los momentos de oración que se programen, etc.
b) Oración.- En este sentido se ha de dar gran importancia a la vida de oración, tanto a nivel personal como comunitario o de grupo. Para ello debemos cuidar los momentos que nos proporcionan los propios temas de formación, y buscar también temas y momentos en los que ayudemos a descubrir esta importante dimensión de la vida de fe.
Será importante que comencemos siempre orando. Orar no es siempre rezar, aunque rezar sea siempre una manera de orar. Por eso es importante que introduzcamos a los niños en la vida de oración, desde el silencio y la intimidad personal de relación amorosa de la creatura con el Creador. Comenzar nuestras sesiones con momentos de silencios en los que se pueda ir descubriendo la presencia de Dios en nuestra vida y en los ambientes, momentos en los que el rezo sea verdadera oración y no la mera recitación de oraciones memorizadas. Bueno será iniciar a los niños a ponerse en la presencia de Dios. Podemos aprovechar los momentos ante el Sagrario, en el Grupo todos en silencio, etc., introducirlos en la oración haciéndoles comprender que también podemos hablar y comunicarnos desde el silencio y la meditación. Un medio eficaz será leer un pasaje evangélico y después, en silencio, meditarlo cada uno. Al principio tendremos que ayudarles con nuestra meditación en voz alta y progresivamente ir dejando cada vez más que el silencio complete todo el espacio de oración.
Un segundo nivel al que hemos de introducir a los niños será en la oración comunitaria. Para ellos debemos fomentar la oración participada, en voz alta y a través de momentos litúrgicos o de celebraciones de grupo. Podemos organizar distintos momentos de oración comunitaria: de perdón, de acción de gracias, de súplicas, de alabanza, etc., también debemos introducirlos en la oración contemplativa, tanto ante la imagen de Cristo o de la Virgen, como de la contemplación del Misterio de Dios hecho hombre en la Eucaristía con exposición del Santísimo o adoración ante el Sagrario.
Todos los ejercicios de piedad conocidos: rosario, vía crucis, vísperas, etc., podrán ser medios, sino habituales, si al menos ocasionales en los que despertemos e introduzcamos al niño en la dimensión comunitaria de la vida de oración.
c) La vida litúrgica.- Fundamental en la formación de
los niños. Es importante que tomen conciencia de la necesidad de la vida litúrgica para vivir la fe y ser Iglesia. La vida de oración se tiene que
realizar, fundamentalmente en estas dos dimensiones: personal y comunitaria, será la vida litúrgica la que proporcione la dimensión comunitaria de
la vida de oración y de fe. Introducir en la vida litúrgica será ayudarles a descubrir la necesidad de participar en la Eucaristía y de saber
celebrar los demás sacramentos.
Para ello tendremos que esforzarnos en introducirlos en los ritos y formas de la liturgia, incluso conociendo los nombres de los lugares celebrativos, de los signos de la liturgia, su significado y el sentido eclesial de toda celebración.
Para ello buscaremos momentos en los que puedan participar activamente en alguna celebración que se tenga en la Parroquia de los sacramentos. Animar a participar en la Eucaristía Dominical, enseñarles a formar parte de la comunidad que celebra e incluso introducirlos en alguno de los ministerios propios que existen en la vida litúrgica, como acólitos, lectores, servidores, cantores, etc.,
Cada grupo podrá organizar algunos momentos litúrgicos, otros podremos aprovechar las ocasiones celebrativas de la comunidad o de toda la catequesis como los momentos más importantes de la vida litúrgica: adviento, navidad, etc.
2. DISTRIBUCIÓN DE NIVELES
Cada nivel se distribuirá por grupos según el número de
catequizando, ocupando cada grupo un local o sala de sesiones. Consideraremos los siguientes niveles catequéticos:
a) Iniciación a la fe.- Se deberá iniciar este nivel con
algún gesto catequético: la entrega de una medalla, de una cruz, etc., con asistencia de sus padres y padrinos.
b) Primer nivel.- En este primer nivel tendremos la
celebración de la Renovación de las Promesas del Bautismo, al inicio del curso, y del Sacramento de la Penitencia, bien después de Pascua o
como final de curso.
c) Segundo nivel.- Para este segundo nivel se tendrá la
celebración del Sacramento de la Confirmación, a mediados y se culminará con el Sacramento de la Eucaristía.
d) Perseverancia.- En este nivel se tendrá como gesto o
signo catequético la entrega del Credo de una manera formal y dentro de una celebración litúrgica.
Tendremos en cuenta los conocimientos adquiridos hasta el
momento en cada niño y, por consiguiente, en el grupo concreto en el que se encuentra. A cada grupo, que debe de corresponder a un nivel, se le
asignará un bloque temático propio y para este curso, los temas que aún no conocen y repaso de aquellos temas más fundamentales. Cada grupo
debe tener su propio listado de temas. Los temas asignados a cada nivel, más que por completar un temario deben ser buscado por la necesidad
del grupo, de manera que los temas de cada nivel pueden variar de un grupo a otro o, en ocasiones ser idénticos en varios grupos,
consecuentemente se tendrán que ver desde una u otra profundidad según sean para el grupo: nuevos, repaso o introductorios.
ESQUEMA DE LAS SESIONES CATEQUÉTICAS
1.- DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO DE CADA SESIÓN.
En primer lugar tendremos que saber distribuir el tiempo de
cada sesión. Por tanto a la hora de iniciar un tema debemos saber cómo y en cuánto tiempo lo vamos a desarrollar, qué necesitamos de material,
y cuanto tiempo se requiere para que se pueda asimilar. Una vez analizado el tiempo, debemos proceder a su distribución:
1. Oración inicial, de 5 a 10 minutos.
2. Exposición del tema o continuación con su exposición, no
más de 20 minutos.
3. Actividades complementarias que nos ayuden a la exposición del tema.
4. Otras actividades de oración o didácticas.
5. Tiempo para el diálogo, la reflexión o la asimilación del tema.
6. Repaso de preguntas, cuestiones de temas anteriores.
7. Oración final.
2.- PROGRAMACIÓN DE LAS ACTIVIDADES.
Una vez organizado el desarrollo del tema habrá que elegir la actividad propia para el tema. La actividad podrá ser una acción litúrgica, o bien una película, un cuento, un juego, etc.,
No debemos olvidar que, en ocasiones y según algunos temas, la actividad pueda ser de una sesión completa o bien que ésta sea de una duración que nos cubra la mitad de la sesión. En esos casos debemos cuidar que no perdamos mucho tiempo en su organización para que podamos completarla o, saber que ese día no habrá exposición de tema. No nos preocupe que un tema pueda cubrir dos o tres sesiones. Lo importante es que lo que trasmitamos llegue a su receptor bien y para siempre.
La actividad propia del tema puede ser organizada conjuntamente con otro grupo o aprovechar alguna celebración de la Parroquia, por lo que si no se celebra en la misma sesión no importa, puede celebrarse en otro momento.
Deberemos hacer un elenco de actividades que podamos celebrar para sumarla al tema que le pueda corresponder, ninguna actividad puede ser ajena a los temas que se están tratando, así si el vía crucis no se puede celebrar lo dejamos para un momento mejor o, en último caso se suprime de nuestro elenco.
3.- EVALUAR.
No debemos continuar abriendo un tema nuevo si antes no hemos
evaluado el resultado del anterior. Si vemos que no es posible avanzar a un tema nuevo no nos preocupemos. Será más importante que lo enseñado
quede asimilado que cubrir un temario más o menos completo. Debemos avanzar con paso firme, aunque éste sea lento.
La evaluación podrá venir del resultado de las actividades,
del progreso de cada niño en su actitud religiosa y en las posibilidades del niño de dar respuestas a su fe y a nuestras preguntas. Importante
será que dialoguemos mucho con ellos para evaluar sus conocimientos y su avance. Será un dato importante para nuestra evaluación comprobar la
actitud del niño en las celebraciones y en su forma de participar en las actividades y en la vida de oración.
ATENCIÓN A LA FORMACIÓN DE LAS FAMILIAS
No cabe duda que la participación de las familias, el mismo
ambiente familiar y la experiencia de vida religiosa de éstas, son imprescindibles en el proceso catequético de los niños, por ello es muy
necesario establecer un servicio de apoyo que ayude a vivir y a descubrir la fe que han de transmitir a sus hijos y vivir en el seno de sus
familias en una adecuada integración en la comunidad parroquial.
Conocemos la falta de formación, experiencia religiosa y
vivencia de la religiosidad en las familias en muchos de los casos, incluso la misma falta de integración en la comunidad hace que sea difícil
la interiorización y el aprendizaje de cuanto en la catequesis se imparte, es pues muy urgente saber catequizar a los padres para que ellos
puedan ser los primeros y mejores catequistas de sus hijos. Una catequesis solamente orientada a los niños y solo fundamentada en la
interiorización o aprendizaje de contenidos, no evangelizará ni integrará en la vida comunitaria y litúrgica de la comunidad eclesial. En la
familia, dentro de la familia y con el apoyo de la Parroquia, se catequizaran los niños al objeto de poder despertar en ellos una fe misionera
y eclesial alcanzando la necesaria evangelización para que puedan vivir de la fe, en la fe y dar razón de su fe.
Ante esto, nuestra Parroquia consciente de la necesidad de
evangelizar, considera preciso establecer una serie de catequesis y de celebraciones litúrgicas que ayuden a las familias a profundizar en la
fe de la Iglesia y asumir con verdadera responsabilidad su tarea educativa en la fe y la transmisión de la misma a sus hijos de manera que
sean las familias verdaderas Iglesias domésticas donde su alaba a Dios y se vive en la fe. Tal tarea conlleva la organización de sesiones de
formación y de celebración destinadas a los padres de los catequizandos, para ello establecemos en nuestro Directorio Catequético los
siguientes momentos formativos para los padres.
a) SESIONES FORMATIVAS
Los padres de cada nivel catequético tendrán una catequesis
quincenal adecuada a sus necesidades y grado de formación personal. Se procurará combinar la formación básica con los temas que se estén
impartiendo a los hijos. El día y la hora deberán ser consensuado con los padres al objeto que todos puedan participar.
b) CELEBRACIONES LITÚRGICAS
Procuraremos tener dos celebraciones litúrgicas con los padres, una de
ellas, una liturgia de la Palabra o cualquier otro tipo de celebración según los tiempos litúrgicos que tendrá lugar un día al mes, y una
segunda celebración que se tendrá junto a los padres que consistirá en la participación de la Eucaristía dominical de la Parroquia.
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